EX GRAN HERMANO- JAVIER MEDINA

Rial y sus claves para ser un empresario del espectáculo

El periodista de chimentos estuvo en Mendoza el fin de semana pasado para formar parte de la Vendimia Solidaria, recorrer bodegas y asistir al Acto Central. Una charla imperdible con el personaje que más sabe de los famosos.
10-03-2010
Ramiro Ortiz
uno_escenario@diariouno.net.ar


Jor­ge Rial pa­só el fin de se­ma­na en Men­do­za y no se de­tu­vo prác­ti­ca­men­te nun­ca. Así es su vi­da, una cons­tan­te de­di­ca­ción a su tra­ba­jo.

Pe­rio­dis­ta y em­pre­sa­rio del es­pec­tá­cu­lo, Rial vi­si­tó bo­de­gas, ami­gos, fue al Ac­to Cen­tral de la Ven­di­mia, co­la­bo­ró con mi­les de pe­sos en la Ven­di­mia So­li­da­ria –tam­bién hizo la con­duc­ción– y has­ta sa­lió en vi­vo con su pro­gra­ma In­tru­sos des­de la es­tan­cia San Isi­dro.

La si­tua­ción de la jor­na­da del do­min­go, ba­jo un en­tor­no na­tu­ral que dis­tien­de au­to­má­ti­ca­men­te, ha­ce que el hom­bre mues­tre su fa­ce­ta más sin­ce­ra.

Sin más­ca­ras, ale­ja­do del per­so­na­je que a dia­rio mue­ve los hi­los de la fa­rán­du­la y el es­pec­tá­cu­lo na­cio­nal a tra­vés de In­tru­sos en el es­pec­tá­cu­lo, Jor­ge Rial se pre­dis­po­ne a con­ver­sar sin ta­búes an­tes de sen­tar­se a al­mor­zar.

Lue­go, el “án­gel y de­mo­nio” de los chi­men­tos que tras­cien­den sin fin se ha­rá car­go de ani­mar la Ven­di­mia So­li­da­ria y aren­ga­rá a to­dos los em­pre­sa­rios, fa­mo­sos, po­lí­ti­cos y de­más per­so­na­li­des a “po­ner la ma­no en el bol­si­llo” y apor­tar a la cau­sa. Cla­ro, to­do es­to con el es­ti­lo que lo de­fi­ne, di­ver­ti­do, pí­ca­ro, es­pon­tá­neo, po­lé­mi­co.

Pe­ro ade­más, cuan­do em­pie­ce a con­du­cir el even­to be­né­fi­co, In­tru­sos em­pe­za­rá a sa­lir en vi­vo en una edi­ción es­pe­cial del do­min­go, por lo que Rial se las arre­gla­rá pa­ra en­tre­gar re­co­no­ci­mien­tos con Da­niel Vi­la, en­fren­tar al­gún que otro chi­ca­neo de Mirt­ha Le­grand y su­per­vi­sar a sus pa­ne­lis­tas y no­te­ros Da­niel Am­bro­si­no y Co­ra De Bar­bie­ri.

No era un día tan dis­ten­di­do co­mo pa­re­cía ape­nas en­tró a San Isi­dro, son­rien­te, acom­pa­ña­do de su es­po­sa. Por eso, Jor­ge pre­fi­rió aten­der a Es­ce­na­rio an­tes de que to­do eso su­ce­da, y por eso ha­bló de to­do.

–Has ve­ni­do a Men­do­za an­tes pe­ro ten­go en­ten­di­do que es tu pri­me­ra Ven­di­mia, ¿es así?
–A la Ven­di­mia es la pri­me­ra vez que ven­go, sí, a Men­do­za vi­ne otras ve­ces pe­ro siem­pre a vi­si­tar ami­gos, bo­de­gas o a lo de Da­niel (Vi­la). Pe­ro és­ta es la pri­me­ra vez que ven­go a ver la Ven­di­mia, la fies­ta en sí. Y a la Ven­di­mia So­li­da­ria tam­bién es la pri­me­ra vez que ven­go, así que se­gu­ro voy a co­la­bo­rar, vi­ne pa­ra eso.

–¿Qué te pa­re­ció la fies­ta Cantos de vino y libertad?
–Es­tu­ve ano­che (en re­fe­ren­cia al sá­ba­do pasado) pe­ro muy po­qui­to, la­men­ta­ble­men­te, por­que mi mu­jer no se sen­tía bien. Lle­ga­mos muy so­bre la ho­ra por­que ha­bía­mos sa­li­do a re­co­rrer bo­de­gas con al­gu­nos bo­de­gue­ros ami­gos y se nos hi­zo muy tar­de. La ver­dad que no pu­de que­dar­me mu­cho tiem­po.

–¿Al­can­zas­te a lle­var­te al­gu­na im­pre­sión?
–Es bár­ba­ro en cuan­to al show, y las chi­cas (por las candidatas a reina de la Vendimia 2010) son lin­dí­si­mas. Es to­do bár­ba­ro.

–¿Có­mo lle­ga Jor­ge Rial a con­ver­tir­se en lo que es hoy, en ese “án­gel y de­mo­nio” del es­pec­tá­cu­lo? ¿Qué pa­só en­tre el pri­mer pa­so pro­fe­sio­nal y la ac­tua­li­dad?
–Tra­ba­jé mu­cho. Tra­ba­jé mu­cho y tu­ve suer­te. Tu­ve una vi­sión un po­qui­to más am­plia que los an­te­rio­res. Siem­pre sen­tí que el es­pec­tá­cu­lo era un ne­go­cio, que era im­por­tan­te y que ha­bía que abar­car­lo.

–¿Y có­mo se dio el cre­ci­mien­to? ¿Fue un des­pe­gue o un ca­mi­no pau­la­ti­no?
–Em­pe­cé con un pro­gra­ma de te­le­vi­sión, des­pués su­mé Pa­pa­raz­zi co­mo re­vis­ta, des­pués abrí Pri­mi­cias­ya co­mo por­tal, y a eso hay que agre­gar­le la ra­dio. Lo que bus­qué siem­pre fue no ser so­la­men­te un pe­rio­dis­ta de es­pec­tá­cu­los, si­no una es­pe­cie de em­pre­sa­rio del es­pec­tá­cu­lo. Y lo es­toy lo­gran­do. Hoy to­do el es­pec­tá­cu­lo del país pa­sa por los me­dios que re­cién te nom­bré. Pe­ro fue so­la­men­te eso, una vi­sión que tu­ve y des­pués... bue­no, me di­je: “Hay que em­pe­zar a la­bu­rar”. Los pri­me­ros cin­co años, des­de el 2000 has­ta el 2005, fue tra­ba­jar pa­ra con­so­li­dar­lo. Y a par­tir de ahí, la ta­rea fue em­pe­zar a su­mar más me­dios. Así que se­gu­ra­men­te voy a se­guir su­man­do al­gu­nas co­sas más. Pe­ro esa es la his­to­ria, na­da más.

–¿Cuál fue el pri­mer pa­so? ¿Te veías co­mo con­duc­tor de te­le­vi­sión?
–No, no. Yo es­ta­ba en grá­fi­ca, en Cró­ni­ca. Un día me lla­ma­ron pa­ra pro­du­cir el Pue­blo quie­re sa­ber, por Ca­nal 2, y el pro­gra­ma de Lu­cho (Avi­lés). Esa era la idea, pe­ro un día, un do­min­go en el que se hizo un en­sa­yo ge­ne­ral, me di­je­ron: “En vez de ser pro­duc­tor vas a po­ner la ca­ra al ai­re”. Y la pu­se, y no me fui nun­ca más de ahí. Des­de el ’86 que es­toy ha­cien­do te­le y des­de el ’93 que ten­go pro­gra­ma pro­pio.

–Si ha­bla­mos con el “Rial te­le­vi­den­te”, ¿ve­rías tu pro­pio pro­gra­ma?
–Sí, a mí me di­vier­te el pro­gra­ma. Lo ve­ría por­que lo ha­go di­ver­ti­do co­mo pa­ra que yo me di­vier­ta. La cla­ve de In­tru­sos es que nos di­ver­ti­mos no­so­tros. Y la gen­te lo cap­ta eso y se en­tre­tie­ne tam­bién. Apar­te rom­pi­mos con el mol­de del pro­gra­ma clá­si­co de es­pec­tá­cu­los, co­mo lo de Lu­cho. No­so­tros te­ne­mos más hu­mor. To­ca­mos mu­cho la pa­ro­dia, el hu­mor y es fun­da­men­tal sa­ber que lo que con­ta­mos no­so­tros es de car­tón pin­ta­do. No ha­bla­mos te­mas muy im­por­tan­tes, yo no me creo la ma­yo­ría de las pe­leas, y la gen­te se da cuen­ta de eso. Eso me pa­re­ce que es un mí­ni­mo de com­pli­ci­dad con la gen­te.
fuente:http://www.diariouno.com.ar

“Estoy asentado profesionalmente como para hacer radio y hablar de actualidad”

El conductor de Intrusos aceptó un nuevo desafío: sumarse a las competitivas mañanas de AM. Todos los días, en La Red, conduce Ciudad Gótika. Es su regreso a la radio tras cuatro años. “No soy un paracaidista”, dice.
Hace referencia a una bisagra en su carrera, recuerda que no es un paracaidista en el medio, y dice estar al tanto de sus límites. Sus advertencias no son en vano: en estos años, Jorge Rial (48) fue algo más allá de Intrusos. Fundó una revista (Paparazzi), abrió un portal en Internet (Primicias Ya), y hasta probó con el teatro (fue El Angel y el Demonio del espectáculo). “Busco alternativas para comunicarme con la gente”, explica sobre tamaña bifurcación mediática.

Y desde este lunes 1º de marzo –aunque tiempo atrás ya tuvo un paso por el éter– habrá que sumar un programa de radio, Ciudad Gótika, que conduce en las mañanas, de 9 a 12, por La Red (AM 910). “Estamos muy empapados con todo lo que tenga que ver con el kirchnerismo, casi como forma de vida: entramos en ese juego de la crispación y la pelea. Es un fenómeno de estudio. Encima, en la Ciudad Gótica de Batman existe el Pingüino, y en Argentina también lo tenemos. Me divirtió eso. De allí el nombre”, cuenta Rial.

–Bromeaste diciendo que no llegaste a la radio para competir, sino para ganar. ¿Cómo es eso?
–Tengo un problema porque el Negro Oro y Chiche Gelblung son amigos, y Víctor Hugo no es amigo, pero lo respeto. A ver, vengo a buscar un nicho en la radio: la prioridad no es ganar, porque hoy estamos lejos, sino conseguir que las mujeres se acerquen a La Red, que tiene un perfil muy de hombres por el deporte. Y ponerle una impronta un poco más descontracturada, de humor, que por ahí le hacía falta. Ese es mi estilo: soy así en todos lados. Estoy asentado profesionalmente como para hacer radio y hablar de actualidad.

–¿Querés llevar el público de Intrusos a la mañana de la AM?
–La idea es que la mujer que ve Intrusos se encuentre con un programa que la sorprenda. En el debut lo logramos, haciendo algo que los periodistas de política, que son políticos, no hacen por pruritos: cruzar a los políticos, hacerlos pelear y tirarles cosas para que contesten.

–¿Y cómo te recibieron los periodistas políticos?
–Muy bien. Hice el pase con Gustavo Silvestre, y me recibió bárbaro. Majul me escribió y me dijo que le encantó, lo mismo que Román Lejtman. Ellos saben que ésta no es mi primera vez, ni soy un paracaidista. No es que me volví loco de un día para el otro y quiero ir a Haití a cubrir el terremoto. Creo que este es el momento, y tal vez marque una bisagra en mi carrera.

–¿Eso significa que en televisión también te alejarás del espectáculo?
–Me lo ofrecieron, pero por ahora no. Conozco bien el medio, y no voy a hacer locuras. Sé mis límites, y todavía tengo que aprender cosas.

–Lo que decís de Haití, ¿tiene que ver con el regreso de Viviana Canosa a la televisión?
–Me parece que uno no puede trasplantarse, de un día para el otro, a un lugar donde no sé si estás cómodo. Hay que hacer esos pases con mucha tranquilidad, porque si no la gente no te cree. Terminaste en diciembre hablando de Ricardo Fort, y empezás en marzo con Haití… ¡es raro! Si tiene inquietudes, está bien que las explote. La apuesta es válida, aunque es raro.
Martín Fernández Paz. Fotos: Patricia González.
fuente: revista paparazzi