El conductor de Intrusos aceptó un nuevo desafío: sumarse a las competitivas mañanas de AM. Todos los días, en La Red, conduce Ciudad Gótika. Es su regreso a la radio tras cuatro años. “No soy un paracaidista”, dice.
Hace referencia a una bisagra en su carrera, recuerda que no es un paracaidista en el medio, y dice estar al tanto de sus límites. Sus advertencias no son en vano: en estos años, Jorge Rial (48) fue algo más allá de Intrusos. Fundó una revista (Paparazzi), abrió un portal en Internet (Primicias Ya), y hasta probó con el teatro (fue El Angel y el Demonio del espectáculo). “Busco alternativas para comunicarme con la gente”, explica sobre tamaña bifurcación mediática.
Y desde este lunes 1º de marzo –aunque tiempo atrás ya tuvo un paso por el éter– habrá que sumar un programa de radio, Ciudad Gótika, que conduce en las mañanas, de 9 a 12, por La Red (AM 910). “Estamos muy empapados con todo lo que tenga que ver con el kirchnerismo, casi como forma de vida: entramos en ese juego de la crispación y la pelea. Es un fenómeno de estudio. Encima, en la Ciudad Gótica de Batman existe el Pingüino, y en Argentina también lo tenemos. Me divirtió eso. De allí el nombre”, cuenta Rial.
–Bromeaste diciendo que no llegaste a la radio para competir, sino para ganar. ¿Cómo es eso?
–Tengo un problema porque el Negro Oro y Chiche Gelblung son amigos, y Víctor Hugo no es amigo, pero lo respeto. A ver, vengo a buscar un nicho en la radio: la prioridad no es ganar, porque hoy estamos lejos, sino conseguir que las mujeres se acerquen a La Red, que tiene un perfil muy de hombres por el deporte. Y ponerle una impronta un poco más descontracturada, de humor, que por ahí le hacía falta. Ese es mi estilo: soy así en todos lados. Estoy asentado profesionalmente como para hacer radio y hablar de actualidad.
–¿Querés llevar el público de Intrusos a la mañana de la AM?
–La idea es que la mujer que ve Intrusos se encuentre con un programa que la sorprenda. En el debut lo logramos, haciendo algo que los periodistas de política, que son políticos, no hacen por pruritos: cruzar a los políticos, hacerlos pelear y tirarles cosas para que contesten.
–¿Y cómo te recibieron los periodistas políticos?
–Muy bien. Hice el pase con Gustavo Silvestre, y me recibió bárbaro. Majul me escribió y me dijo que le encantó, lo mismo que Román Lejtman. Ellos saben que ésta no es mi primera vez, ni soy un paracaidista. No es que me volví loco de un día para el otro y quiero ir a Haití a cubrir el terremoto. Creo que este es el momento, y tal vez marque una bisagra en mi carrera.
–¿Eso significa que en televisión también te alejarás del espectáculo?
–Me lo ofrecieron, pero por ahora no. Conozco bien el medio, y no voy a hacer locuras. Sé mis límites, y todavía tengo que aprender cosas.
–Lo que decís de Haití, ¿tiene que ver con el regreso de Viviana Canosa a la televisión?
–Me parece que uno no puede trasplantarse, de un día para el otro, a un lugar donde no sé si estás cómodo. Hay que hacer esos pases con mucha tranquilidad, porque si no la gente no te cree. Terminaste en diciembre hablando de Ricardo Fort, y empezás en marzo con Haití… ¡es raro! Si tiene inquietudes, está bien que las explote. La apuesta es válida, aunque es raro.
Martín Fernández Paz. Fotos: Patricia González.
fuente: revista paparazzi
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